Violencia política y Estado. Lecturas de René Zavaleta Mercado sobre política autoritaria en América Latina

 

 

Political violence and State. Readings from René Zavaleta Mercado about authoritarian politics in Latin America

 

 

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Katherine Salamanca Agudelo

katherinesalamanca7@gmail.com

Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba, Argentina

 

 

RAIGAL. Revista Interdisciplinaria de Ciencias Sociales

Nº 1, octubre 2015 - marzo 2016 (Sección Dossier, pp. 8-22)

e-ISSN 2469-1216

Villa María: IAPCS, UNVM

http://raigal.unvm.edu.ar

Recibido: 15/09/2015 - Aprobado: 18/10/2015


 

Resumen

En este trabajo se realiza un análisis político de algunas de las lecturas de René Zavaleta Mercado sobre política autoritaria en América Latina. Revisitar a Zavaleta permite discutir el abordaje en la región del fascismo como un modo autoritario de política estatal (Zavaleta, 1976, 1979, 1984) constituido en determinadas condiciones sociopolíticas.

Modo que en consecuencia se distancia de la lectura hegemónica del fascismo en el que se le asigna la centralidad conceptual como un fenómeno histórico de principios del siglo XX propio de Italia y Alemania. En contraste, a través de las lecturas de Zavaleta se habilita poner el acento en la cuestión política del fascismo en la región. Esto se traduce en una propuesta, que interroga tanto las condiciones históricas de su constitución y disolución, como el abordaje teórico y metodológico que daría la apertura para comprender los modos de emancipación hacia vías igualitarias y democráticas. Así, el argumento central en este escrito sostiene que la principal contribución del autor, se afianza en estos puntos señalados.

Por ello, se busca además mostrar cómo en su tarea analítica (inscripta en el marco de la tradición del marxismo latinoamericano) realizó lecturas no sólo descriptivas de las particularidades históricas, económicas y políticas del fascismo en los diversos contextos de emergencia, sino fundamentalmente que lo formulaban como un problema político a interrogar. Tarea que le implicó previamente pensar el método de trabajo conceptual para la emergencia de categorías situadas y sostener un abordaje heterodoxo del marxismo sobre el problema de los modos autoritarios de la política, con especial atención a la historia y al conocimiento local de Bolivia y de América Latina.

A continuación, este articulo se propone presentar esta lectura en dos ejes: I. En el primero, a partir de una reconstrucción de las lecturas sobre el fascismo como una modalidad de política autoritaria en América Latina. Así como la presentación de la conceptualización sobre la condición democrática como límite del fascismo. II. En el segundo, la interrogación por la politicidad como un modo singular de inscripción dentro de la tradición marxista.

 

Palabras clave: fascismo; política autoritaria; Zavaleta; democracia; Estado; América Latina

 

Abstract

This paper is a political analysis from some of the readings of René Zavaleta Mercado about authoritarian politics in Latin America. Rethinking Zavaleta allows us to think about the regional approach of fascism as an authoritarian modality of state policy (Zavaleta, 1976, 1979. 1984), built on particular sociopolitical conditions. This modality that consequently distances itself from the hegemonic reading assigning to it the conceptual centrality of fascism as an historical phenomenon from early XX century specific to Italy and Germany. In contrast, the readings of Zavaleta allow placing the emphasis on the political question of fascism in the region. This translates into a proposal that questions both the historical conditions of its formation/dissolution and the theoretical and methodological approach enabling openings for emancipatory transformation towards egalitarian and democratic ways. Thus, the central argument developed here holds that the main contribution of the author to this theoretical field is rooted in the two aforementioned points.

Therefore, this work intends to show how in his analytical work (rooted in the Latin-American Marxism tradition) he realized readings not only descriptive of the historical, economic and political singularities of fascism in various contexts of emergence, but also fundamentally expressed as a political issue to examine. To the author, this implied, in consequence, thinking methodologically about the conceptual work for the emergence of categories and building an unorthodox approach of Marxism on the topic of the authoritarian modalities of politics, with special attention to local history and knowledge in Bolivia and Latin America.

Hereafter, this article proposes discussing this reading of Zavaleta following two axes: I. In the first, from a reconstruction of the readings of fascism as an authoritarian policy modality in Latin America. And the presentation of his conceptualization about the democratic condition as a limit to fascism. II. In the second, the interrogation about a singular way of inclusion within the Marxist tradition. 

 

Keywords: fascism; authoritarian policies; Zavaleta; democracy; State; Latin America

 

 

 

Violencia política y Estado. Lecturas de René Zavaleta Mercado sobre política autoritaria en América Latina[1]

 

Introducción

En el campo de las ciencias sociales, René Zavaleta Mercado fue uno de los principales teóricos que en la segunda mitad del siglo XX avanzó en las reflexiones sobre el Estado y la democracia en América Latina. Discusión en la que Zavaleta, junto con otros contemporáneos como José Aricó y Norbert Lechner, contribuyó como uno de los autores del pensamiento fuerte sobre el problema del Estado -como lo ha señalado M. Cortés (2012)-. En este campo, se ocupó en comprender de modo sistemático la constitución de lo social en las relaciones con la estatalidad, sosteniendo además múltiples debates con los intelectuales de la izquierda más destacados y produciendo una pluralidad de conceptos e interrogantes que requieren ser revisitados[2].

Zavaleta se destaca por su preocupación intelectual sobre la política boliviana y Latinoamericana, en especial en las conceptualizaciones sobre la heterogeneidad estructural, la diversidad social y cultural -en claves analíticas desde la teoría política, la sociología y la historia- en un tiempo en el que en Bolivia el lenguaje político del marxismo constituía una de las principales claves de lectura para reflexionar sobre lo social y lo local, sumado a un contexto histórico de cambios políticos en el que acontecían múltiples transformaciones entre las que se destacan: a) La conformación del gobierno de izquierda con el partido del MNR posrevolución del 52; b) El establecimiento -en años posteriores- de dictaduras cívico-militares[3].

En el contexto Boliviano, Zavaleta primero hizo parte del gobierno del MNR y en el momento de conformación de la dictadura se exilió y denunció ampliamente los modos en los que se constituía la política autoritaria en su país y en las otras experiencias de la región. Este gesto crítico del autor, no obstante, se inscribió en una apuesta militante por una elaboración teórica situada.

A continuación, se propone como uno de los grandes méritos de su trabajo intelectual, el despliegue analítico a través de una lectura política-histórica. Lectura en la que reivindicaba el marxismo a la vez que sostenía una profunda discusión de cierta lectura dogmática de la teoría. Con ello, sin romper con la tradición marxista, proponía desplazamientos en sus análisis que eran indiscernibles de la situacionalidad en que se producía el abordaje conceptual y la producción de los conceptos.[4]

En este marco propuso claves analíticas para avanzar en la discusión sobre el problema de las relaciones o mediaciones teóricas entre Estado y sociedad civil [5] o para la comprensión del carácter relacional de las formas de la estatalidad y los modos de democratización (Zavaleta, 1986; Tapia, 2013). En la presente lectura, para Zavaleta, la implicación en una labor teórica-militante, constituyó uno de los modos en que asedio a la política autoritaria. Modo que también le permitió repensar la politicidad de la izquierda en clave marxista a la vez que abrir discusiones en el interior de la teoría crítica sobre la cuestión nacional y la democracia (Gil, M, 2006).

            En este marco, Zavaleta argumentó que esta condición relacional compleja establecida entre los distintos campos que constituyen la sociedad requería una labor de trabajo teórico central, (asumido como problema por otros autores Marxistas como Gramsci, Althusser, Poulantzas, que fueron referentes e interlocutores en sus textos). Respecto al fascismo, para Zavaleta, la intervención de N. Poulantzas (1978, 1974) era central. Intervención, como lo argumentó también ampliamente Laclau (1977), crucial en un contexto donde en la tradición del pensamiento crítico no habían muchos análisis que aportaran a la comprensión de este problema político[6].

A diferencia de la lectura política crítica de Laclau (1977) sobre el fascismo en el marco de las experiencias europeas, particularmente como se señala a través de las conceptualizaciones de Poulantzas, la de Zavaleta, se centró en desplazar en términos histórico-políticos a la categoría del fascismo para pensar algunas de las complejidades de las modalidades estatales que operaban en algunos Estados en Latinoamérica. Este gesto político, se inscribió además en una apuesta militante por una elaboración teórica situada en la región atendiendo al contexto local, es decir, al desarrollo de una propuesta de trabajo intelectual en el que prevaleciera una lectura del marxismo indiscernible de la situacionalidad en que se producía el abordaje conceptual y la producción de los conceptos[7].

Recuperar estas intervenciones, permiten reflexionar cómo se constituye el movimiento teórico-político en la lectura del fascismo a través de algunos de sus escritos como son los textos periodísticos y artículos en el exilio: “Fascismo y América Latina” (1976), “Las formaciones aparentes en Marx” (1978), “Notas sobre fascismo, dictadura y coyuntura de disolución” (1979), “Formas de operar el Estado en América Latina (bonapartismo, populismo, autoritarismo)” (S/f) y “La reforma del Estado en la Bolivia posdictatorial” (1984)). Textos en los que Zavaleta se propuso comprender y denunciar los modos y formas autoritarias que implicaban la suspensión de cualquier política desde abajo que disputara condiciones igualitarias y democráticas.

A continuación, el texto se estructura en dos ejes. En el primero, se presenta la lectura de Zavaleta sobre el fascismo en América Latina en términos histórico-políticos. Lectura que habilita interrogar en la actualidad tanto por las condiciones históricas de su constitución, como por su disolución. Así como reflexionar en torno a la apuesta emancipatoria y democrática en Zavaleta. En el segundo, se realiza una conceptualización sobre la politicidad como un modo singular de inscripción en el campo teórico del marxismo.

 

I. Asedios de Zavaleta a la política autoritaria

Pensar cómo se desplaza una modalidad fascista de estatalidad a otra democrática se constituyo para Zavaleta en un problema político central[8]. En sus análisis interrogó por la contingencia histórico-política, que en su condición de exilio, no fue menor. Así, el autor en el texto Formas de operar del Estado en América Latina (bonapartismo, populismo, autoritarismo) (S/f) reconstruye dos ciclos:

 

(…) A. El ciclo de disolución de las experiencias populistas más o menos representativas que ocurrió entre 1963 y 1965. Se trata de un ejemplo característico de flujo o emisión desde el centro a la periferia. En este periodo, varios países latinoamericanos viven golpes de Estado o desplazamientos inducidos en el poder con características idénticas entre sí, en una modalidad operativa, aunque en países diferentes unos de otros casi en todo. Es una secuencia que se inicia con la caída de Bosch en la República Dominicana a fines de 1963. En el curso de 1964 serán también derrocados Arozamena en el Ecuador, Goulart en el Brasil y Paz Estenssoro en Bolivia. En 1965, en lo que puede considerarse el punto de ápice de este ciclo, Ilia es depuesto en la Argentina por Onganía.

B. El ciclo de constitución de las dictaduras militares llamados “fascistas” en el Cono Sur. Esto se inicia con el derrocamiento de Torres en Bolivia (1971), con la pretorianización creciente del poder en Uruguay a partir de 1973, el golpe contra Allende en Chile en el mismo año y el desplazamiento del segundo peronismo por Videla en Argentina, en 1976. (Zavaleta, 2006: 48-49)

 

Ciclos, en los que Zavaleta, disputó teóricamente los modos de instalación de los regímenes antidemocráticos o dictatoriales, en otras palabras, que instaron a una afianzada conceptualización y escritura que confrontaba los modos de constitución de una política autoritaria o fascista situada en las realidades latinoamericanas. En el texto Formas de operar del Estado en América Latina (bonapartismo, populismo, autoritarismo) (S/f) Zavaleta plantea algunas de las condiciones de los regímenes fascistas en América Latina. Se refiere a un modelo o proyecto que se aplicó indistintamente del contexto, tanto en países con mayor desarrollo capitalista como Argentina, o en su contraste con menor desarrollo capitalista como Bolivia, incluso en aquellos países que contaban con una tradición democrático-representativa más prolongada como es el caso de Chile y Uruguay. De allí, que el autor reflexionara sobre distintos supuestos en la implementación de estás formas políticas. Entre estos se encuentra:

 

[…] (1).En la reorganización verticalista de la sociedad civil, se trata de reemplazar las formas organizativas y grupales naturales (producidas por el propio movimiento de la sociedad) con formas de corte corporativo […] (2) La transnacionalización del acto productivo se aleja de un modo esquizofrénico de la lógica nacional. En otros términos, el Estado nacional, se piensa, sólo culmina cuando la economía está redimensionada en grado total hacia la transnacionalización. […] (3) La doctrina llamada de seguridad nacional, que es el lado político-militar de la teoría de la ingobernabilidad de la democracia, es la ideología oficial explicita. Hay en ella una escisión lógica: la solución a la dependencia es la organización final de la dependencia. El uso masivo de los medios se funda en el principio de la recepción o sea de la “opinión pública” como output. Se distribuye una Weltanschauung irracionalista cuyo componente incluye los “ideologuemas” del occidentalismo, el eurocentrismo, el hispanismo o su equivalente, anticomunismo, pancatolicismo, etc. De alguna manera, todo esto no es sino la explotación o expansión de sentimientos representativos reaccionarios preexistentes en el inconsciente colectivo de estas sociedades. […] (4) El modelo distingue entre el pequeño terror y el gran terror. Mientras que el primero suele ser el soporte de la contestación, el segundo contiene una representación del mundo o más bien una visión sustitutiva del mundo. El modelo propone la generalización del terror como un movimiento de reconstitución ideológica, o sea que la función de lo represivo no se dirige a la entidad verificable del resistente, sino a la reconstrucción del horizonte de referencias. (Zavaleta, 2006:51)

 

Hasta acá, la centralidad de la reconstrucción histórica fue central en la lectura de Zavaleta atravesada por la interrogación ideológica. En consecuencia, además de estas consideraciones históricas interesa remarcar cómo en Zavaleta se configuraba una lectura política del fascismo. Así, en algunos de los textos en el exilio como “Fascismo y América Latina” (1976) y “Notas sobre fascismo, dictadura y coyuntura de disolución” (1979), Zavaleta refiere que el fascismo es una forma anómala, de emergencia o excepción que se produce en el interior del tipo del Estado capitalista (Zavaleta, 1976: 201). Tesis que acompaña la lectura de Poulantzas, entre otros autores marxistas, sobre la relación intrínseca entre el capitalismo y el fascismo[9]. Sobre esta relación, Zavaleta pretendía perforar conceptualmente las condiciones de la constitución del fascismo que armaba una cierta excepcionalidad del Estado paradójicamente inscripta en una intención de constitución de una lógica totalitaria.

Dice Zavaleta (1976) en un texto anterior, El Fascismo y América Latina:

 

El fascismo, es decir la modalidad fascista que asume en determinadas circunstancia el Estado capitalista, es un fruto característico de los países que han llegado tarde a la conformación de un proceso capitalista y que, por consecuencia de tal rezagamiento, no se instalan con solidez y soltura en lo que se puede llamar la normalidad del Estado capitalista, que es la democracia burguesa (Zavaleta, 1976: 201).

 

En esta cita interesa mostrar la consideración del primer párrafo[10]. Aquí, Zavaleta expone un desplazamiento del fascismo al nombrarlo como una modalidad, y no como un régimen, acontecimiento, hecho o momento histórico y político fijo. Esta modalidad de la política que concibe como autoritaria, presenta para Zavaleta un tipo de organización particular en América Latina que se diferencia de los modos cómo se había configurado en europea. Para abordar, esta mediación, el autor recupera una definición sobre el fascismo que realiza el economista y teórico marxista vienés, Rudolf Hilferding, quien entiende al fascismo como: “[…] el intento de organizar en forma totalitaria el conjunto de la vida social de acuerdo a los intereses del capital monopólico” (Zavaleta, 1979: 3). Un año antes, en la tradición de la izquierda, N. Poulantzas. (1978) en su texto L'Etat, le pouvoir, le socialismo, había abordado ampliamente la cuestión del estatismo autoritario en relación a las experiencias europeas, conceptualizando esta condición como el intensificado control estatal en todas las esferas de la vida socioeconómica articulado con la disminución radical de las instituciones de la democracia política y la reducción de las libertades formales.

Ahora en Zavaleta, se acentuaba, pensar el fascismo como una modalidad de la estatalidad que se constituía en determinadas contingencias históricas y políticas, y a la vez se organizaba con el propósito, que lo llamó en este caso “el intento” de ejercer un tipo de violencia para la configuración de una forma social totalitaria. Así, Zavaleta, acordaba con la elaboración de Hilferding y plantea además que con el fascismo “[…] se intenta en suma la reconstrucción global de la sociedad en torno a los intereses del capital monopólico y la erección de una visión de mundo” (Zavaleta, 1984: 4)

Aquí se identifica dos movimientos presentes en el análisis del fascismo. En el primero, el Fascismo como una modalidad o tendencia a organizar desde arriba de un modo que tiende a lo totalitario en función del capital, y en el segundo, el fascismo como el intento de homogenizar y limitar la constitución de la democracia en el marco del Estado capitalista: “[…] ligado al mismo tiempo a las necesidades de concentración del capital y a la suerte ideológica que corran los grupos intermedios, que son, tanto para el proletariado como para la burguesía, “el lugar social” donde se construyó la mayoría nacional” (Zavaleta, 1979: 5).

La ontología del fascismo fue la preocupación de Zavaleta a lo largo de sus escritos. Y con ello, pensar tanto su establecimiento, como su disolución. Para comprender la constitución de tal política autoritaria, el autor propone que se debían tener al menos tres aspectos en consideración: “[…] a) el fascismo como proyecto o proposición social. b) el fascismo como movimiento de masas, y c) el fascismo como estructura de poder” (Zavaleta, 2006: 56).

Estas condiciones para consolidar el proyecto fascista debían configurarse, como lo dice Zavaleta, implicadas o de modo relacional. Por ello, la disolución para Zavaleta acontece cuando una de estas condiciones no se producen. De ahí que en su lectura, pese a que en la experiencia Latinoamericana se establecieron proyectos fascistas, estos fracasaron en la construcción de una estructura de poder afianzada, debido a que no lograron movilizar de un modo relativo a las masas. Esta relatividad, o imposibilidad de establecimiento de una cohesión o identificación política articulada, fracturaría la posibilidad de la continuidad del proyecto político.

En contraste, como indica Zavaleta, “[…] los resultados electorales, mostraron la creciente inserción de las masas en las modalidades democrático-representativas de organización política” (Zavaleta, 2006: 53). Es otras palabras, el fracaso radicó en la desvinculación político-afectiva de las masas en relación a la política fascista. Modos de subjetividad política que Zavaleta los conceptualiza ampliamente desde la noción de intersubjetividad, atendiendo a la constitución de la ideología (Zavaleta, 1974). Así, a partir de la reflexión de la vinculación de las masas o de los sectores populares en los proyectos políticos, en sintonía con otros autores del marxismo derivó en múltiples discusiones que actualmente se revitalizan desde otras gramáticas y aportes disciplinares[11].

Acá Zavaleta planteó el límite que rompió con la posibilidad del afianzamiento del fascismo en la región. En su artículo “La reforma del Estado en la Bolivia posdictatorial” (1984)[12] , -publicado en la revista mexicana Cuadernos de Marcha[13] (1984)- Zavaleta, sostiene la pregunta por qué no se afianzó y perduró la modalidad del fascismo en América Latina bajo la figura de las dictaduras. Allí, se propone como clave la cuestión de la democracia para disputar a la constitución de una política autoritaria que devino en regímenes dictatoriales.

Zavaleta plantea esta tesis en relación al carácter contingente de la dictadura: “[…] el momento fundacional de una dictadura es la que explica su carácter. No es lo mismo la que surge de un impromptu afortunado allá donde el poder tiene una constitución ocasional que una dictadura socialmente gestada” (Zavaleta, 1984: 3).

La implicación de las masas en el proyecto fascista, es decir, la constitución de la subjetividad política, sería la condición central para la comprensión de la política autoritaria. En consecuencia problematizar cómo se afianza estos modos de subjetividad, sería prioritario para una política emancipatoria.

Una contribución de Zavaleta en este marco es además poner en debate esta cuestión poco abordada en América Latina: el ocaso de la dictadura. Pensar la subversión o disolución de una política autoritaria, que aunque se conoce se enlaza con las tramas de su emergencia, y que Zavaleta señaló para atender como uno de los peligros de su especificidad respecto a las otras formas y modos de la estatalidad: “[…] aunque parezca un poco traído de los pelos, debe decirse que la dictadura, cualquiera que sea, sigue ciertas tendencias que son propias de la instancia de lo político (de la superestructura política), con el agravante de que se trata de una superestructura que pretende su perennidad y no su autotransformación” (Zavaleta, 1984: 3).

Por ello, ¿cómo se constituye su ocaso? ¿cómo continuar disputando en la actualidad los proyectos o modalidades fascistas de Estado?

 

I. a. Autodeterminación de la masas como condición de la democracia

Hasta acá se ha desarrollado algunos modos como Zavaleta Mercado presento su lectura de la política autoritaria en América Latina. Con ello, planteó entre una de sus principales contribuciones en este campo, la apuesta analítica para pensar en su transformación. En esta vía han sido las conceptualizaciones sobre la democracia uno de sus principales desafíos, y con ello la apuesta de subversión de la modalidad fascista del Estado; es decir, para Zavaleta, sus análisis se afianzaron en la cuestión de la conceptualización sobre los modos de democratización.

 Así, Zavaleta (1981) en Cuatro conceptos de la democracia [14], de acuerdo con Luis Tapia (1989) planteó que no había un solo modo de pensar lo democrático, o una única dimensión; por el contrario, la pluralidad en la noción de la democracia, tomaba distintas figuras y campos en disputa. Por ello, la democracia se entendía como: “[…] a). Movimiento general de la época. b) como representación; c) como método de conocimiento estatal; y d) como autodeterminación de las masas y que la autodeterminación de las masas es lo que da sentido al resto de las acepciones sobre democracia” (Zavaleta, 1982, en Tapia, 1989: 45).

Estas conceptualizaciones, apuntalan a lo largo de sus escritos la condición de lo democrático como límite a la política autoritaria, en especial, la democracia en su condición de autodeterminación de las masas. Así lo refiere Luis Tapia en el prólogo de la antología sobre Zavaleta La autodeterminación de las masas en donde propone que en Zavaleta la autonomía política y la autodeterminación son condiciones de posibilidad de la política y de lo democrático. Referido también en la lectura de Antezana, en Zavaleta como los modos de disputa de una forma estatal autoritaria (Antezana, H. L, 1991). Zavaleta, desde la conceptualización de la autodeterminación de las masas, se propone como la condición de posibilidad de los otros modos de lo democrático (Tapia, 2002, Antezana H, 1991).

Pensar de esta manera a la democracia, implica interrogar estas nociones, tanto como condiciones de una forma de estatalidad que excede el fascismo, como un límite de la política que se anuda desde abajo al carácter constitutivo violento del Estado. Limite, como se indicó anteriormente, en el sentido de la autodeterminación de las masas.

Desde aquí, en consecuencia, se aporta para las discusiones que en la actualidad se sostienen en torno a cómo la democracia se puede interrogar a partir de las lógicas y los discursos que la constituyen en el subsuelo político (Tapia, 2008) o en aquellos espacios en los que se constituyen heterogéneos sujetos políticos en el marco de la estatalidad. Se remarca, que esta condición de posibilidad, en Zavaleta y a la luz de los nuevos lenguajes políticos no se constituye en una relación de exterioridad o en un binarismo (Estado vs sociedad civil, o Estructura vs Superestructura) sino imbricadas en las mediaciones constitutivas de lo político.

 

II. Politicidad y política autoritaria

La politicidad, es un modo clave en el trabajo de Zavaleta crucial para abordar la política autoritaria. Luis Tapia (2012) en el texto Politicidad. Ensayos filosóficos la define como:

 

[…] la capacidad de participar en la dirección de la colectividad, en los procesos de darle forma, y articular los diferentes ámbitos de la vida social a través de la vida política (Tapia, 2012: 9) […] tiene que ver con nuestra participación en formas colectivas y masivas de experiencia política […] es una dimensión de la libertad humana, una libertad experimentada colectivamente (Tapia, 2012: 12)

 

De acuerdo con Tapia, la dimensión de lo colectivo constituye la condición para la politicidad. Es por ello, que se comprende en la lectura de Zavaleta, por politicidad, a los modos de inscripción de lazos políticos en los que se sostiene y defiende un tipo de posición, en otras palabras, la apuesta política manifiesta, siempre colectiva, que expone el autor. Así, la politicidad en Zavaleta, se piensa en su disputa frente a la política autoritaria. Esta figura, sintéticamente, permite ejemplificar que la apuesta teórica-política focalizaba un análisis que disputaba ese núcleo duro de modalidad del fascismo que había devenido en regímenes dictatoriales en América Latina. Modos fascistas que en consecuencia, implicaban la suspensión de cualquier política desde abajo que disputara condiciones igualitarias y democráticas.

La disputa que sostenía Zavaleta en su militancia de izquierda, pretendía perforar conceptualmente las condiciones del fascismo que armaban una cierta forma de excepcionalidad del Estado capitalista y que en consecuencia, tomando el caso de Bolivia, Chile y Argentina, le implicó detenerse en preguntar y anudar ciertas de estas condiciones y momentos de su constitución.

Aunque las preguntas sobre el Estado y la democracia, hacen parte de las preocupaciones de la modernidad política y se podría decir que todos los autores teóricos políticos modernos y contemporáneos han bordeado estas cuestiones, y sumado a que los teóricos marxistas han ingresado a estas discusiones con heterogéneos modos de leer y sostener los presupuestos que constituyen la teoría, la lectura de Zavaleta, constituye un fundamental aporte a la elaboración teórica, en especial por su método. Que se ejemplifica a continuación, a través del modo de abordar aquellos epígrafes y textos emblemáticos de Marx (Zavaleta, 1978), en los que conceptualizaba la determinación de la base, la desaparición del Estado, la crítica a la democracia burguesa o la cuestión de los derechos humanos[15].

En Zavaleta se identifica en su lectura de Marx que sostiene una apuesta de análisis que busca exceder cualquier repetición, sin una implicación, con la producción de los conceptos. De allí que aunque su influencia teórica Marxista se remonta a las discusiones de la izquierda de la época que lo antecedía (Marx, Lenin, Trotsky, Gramsci) y de su contemporaneidad (Althusser, Poulantzas, Laclau, Lechner, Badiou, entre muchos otros), su trabajo, respondía a las exigencias sociales y políticas en la región para hacerle frente a la política autoritaria; situaciones inéditas que requerían un pensamiento situado. Por ello, aunque el entorno conceptual del marxismo, como se ha discutido ampliamente, la cuestión de la democracia, de la heterogeneidad social o del Estado no hacía parte articulada de la tradición, no obstante, en Zavaleta, constituyó una preocupación urgente para disputar los modos autoritarios en los que se configuraba la política en Latinoamérica.

Para sostener esta disputa, el autor inscribió una apuesta militante con la teoría que es importante referenciar. Así, la dimensión de la politicidad que se presenta en Zavaleta, no se propone mostrar cómo fue su experiencia política en el partido político del MNR[16] -en el que inició su militancia después de la insurrección del 52 hasta los 70 siendo parte de su gabinete como ministro de minas y petróleo-, ni tampoco refiere los modos cómo el autor reflexionaba sobre la subjetividad política o intersubjetividad (Gil, M, 2006) (trabajo que se podría realizar con posterioridad); Sino, que la politicidad que interesa señalar aquí, trata de la inscripción que sostiene el autor, el modo vinculante al conceptualizar, es decir, el posicionamiento y el compromiso que Zavaleta establecía con la teoría de izquierda y emancipatoria, y que lo hacía explicito o en una puesta en común; en otras palabras, la politicidad a la que se refiere tiene por objeto indicar algunas claves de implicación del autor con su trabajo conceptual, para disputar las modalidades de políticas autoritarias que atenten contra aquellas lógicas que se defienden en un proyecto que contempla la dimensión de la igualdad.

Desde esta trama es central pensar: ¿Cómo Zavaleta disputaba una política autoritaria? ¿Cómo militaba en sus escritos tanto por cercar aquellos modos que se instalaban en detrimento de la vida y las luchas sociales y políticas, como la misma práctica intelectual que obturaba comprender las realidades en las que se producía?.

En exilio, bajo la urgencia de disputar la emergencia de modalidades de políticas autoritarias que se constituían en gran parte de América Latina, es especial bajo la figura de dictaduras cívico-militares, Zavaleta se propuso, además, disputar, el campo conceptual. Seguro con su brillante prosa, y su influencia gramsciana que lo teórico y el sentido común es uno de los espacios que no se debe ceder en la política, además que la ideología es una condición para atender en la constitución de la hegemonía. Es en este campo que el trabajo conceptual para Zavaleta, en su militancia con la teoría emancipatoria para hacerle frente al fascismo y en su lenguaje político marxista, le implicó sostener una condición: subvertir la literalidad de la teórica.

En el texto Las Formaciones Aparentes en Marx (1974), Zavaleta inicia reflexionando lo siguiente:

 

Es cierto que gran parte del poderío de la prosa de Carlos Marx provenía de una extraña capacidad para resumir las cosas. Era aquello, sin duda, parte de una lucha fatigada y a la vez infatigable por la expresión, sabiendo Marx, como sabía tanto, que ésta, la expresión, tiene su propia misión hacia la ciencia pero también una misión política. ¿No es verdad, por eso, que leyendo a Marx se tiene a veces la sensación de una suerte de fuerza como encarcelada entre los flancos de un párrafo, de conceptos casi violentos amenazando con romper su espacio y estallar por en medio del mínimo hueco que se pone entre una palabra y otra, sólo porque no pueden convertirse en una sola palabra capaz de ser más grande aún que sí misma? Aquella genialidad dotada del don de apropiarse de las médulas de la época entera en tan pocas frases, aquella fuerza sintética que era también un fervor por la síntesis, ¿acaso no llevaba también la desdicha de ser la síntesis de algo al fin y al cabo no sintetizable? Porque esto es verdad también: hay una deslealtad posible que consiste en apoderarse de esas poderosas citas felices faltando, sin embargo —ahora que el marxismo no es más el trabajo esforzado de un hombre sino la cifra de un tiempo completo—, al espíritu general de un pensamiento (Zavaleta, M., 1974: 215)

 

En la anterior cita se presentan dos cuestiones que es de interés remarcar. La primera de ellas es la paradoja que presenta Zavaleta sobre el trabajo conceptual de Marx. Allí refiere que la síntesis característica de gran parte de su escritura, reconocida como una de sus genialidades por la fuerza de condensación, esto es, por contener, resumir, en pocas palabras un desborde de conceptualizaciones y problematizaciones, no obstante, esta condición virtuosa de Marx, se presentaba en simultaneo problemática por los modos como había sido leído, es decir, los usos o modos en los que se tendía a conceptualizar a partir de estas síntesis.

Respecto a esto último, dice Zavaleta que se produce en el campo teórico una cierta operatoria –uso- de las distintas citas famosas de Marx, teniendo en consecuencia, diversos efectos sobre el marxismo (o sobre los marxistas), como han sido reduccionismos, dogmatismos y la sostenida critica de los puntos ciegos que se requieren repensar. Zavaleta propone que además se reflejan por ejemplo en leer en Marx: “[…] la falacia de suponer que la economía existe antes y la superestructura después o, al menos, que una y otra existen por separado, aunque la una determinada por la otra. Es obvio que Marx no pensó en eso y, por eso, hemos de ser lo más ortodoxos que sea posible” (Zavaleta, 1978: 218). La ortodoxia que requiere Zavaleta, para pensar esta simultaneidad, implica detenerse en el trabajo conceptual, es decir, dar un paso más allá de la utilización o aplicación de conceptos o teorías; y para sostener lo anterior, se posiciona en disputar también un modo de implicación con el trabajo que involucra un compromiso político y social.

La segunda cuestión, dice Zavaleta, es la consecuente denuncia y rechazo de aquella, “[…] militancia de esas ideas que se alimenta de una explotación de tal virtud de Marx (de síntesis)” (Zavaleta, 1974: 215). Y enuncia un énfasis para disputar en este campo teórico: “[…] contra ello hemos de luchar, así no sea sino por volver al principio de las cosas. Se puede, por tanto, con legitimidad suficiente, esforzarnos en lo que algún católico ardoroso llamó una vez la exégesis de los lugares comunes” (Zavaleta, 1974: 215).

Zavaleta, prefería sostener un recaudo frente a la teorización y lo que ocurre en la realidad del campo social y político. Esta precaución, no quería marcar un binarismo o escindir una cosa de la otra. Su preocupación, como la refiere, se trata de disputar esos lugares comunes, aquellos escritos que por su modo sintético en ocasiones han ocasionado daño para avanzar en la comprensión de los campos simultáneos que constituyen lo social y en la contingencia política abordar la complejidad del problema del modo fascista de estatalidad o de política autoritaria. Condición que insiste Zavaleta requiere sostenerse en el trabajo conceptual y para la cual el método es condición de esta labor:

 

[…] Una cosa es, por cierto, la especificidad científica del análisis científico (o sea su integración comprobada) en el estudio de la base económica o modo de producción, así como en el de la superestructura, y otra pensar que en la realidad, o sea en el mundo de carne y hueso, ocurren de esa manera. En esto, como en todo, el método tiene consecuencias sobre el análisis social como globalidad. Del simple sacrificio, o corte o reducción se pasa ya a pensar que la sociedad existe cortada o sacrificada […] (Zavaleta, 1974: 218)

 

Aquí pensar la politicidad en el trabajo conceptual de Zavaleta Mercado, implica en lo contemporáneo un doble desafío que ha sido llevado adelante en otros trabajos y desde distintos abordajes, los cuales se pueden precisar a partir de un doble movimiento:

1. Por una parte, se sostiene que su intervención teórico-política se constituye como un aporte singular que potencia un modo de inscribir la historia y el conocimiento de lo local en aquellos discursos de la modernidad, como el marxismo o el nacionalismo entre otros. Esta singularidad aquí se relee en su legado a través de la discusión sobre el fascismo y la democracia. Con ello, se podría pensar en un trabajo que a la luz de lecturas contemporáneas sobre la política latinoamericana, habilitaría para comprender cómo una apuesta de trabajo conceptual posibilita abrir interrogantes y debates sobre la cuestión de las formas de la estatalidad y la constitución de la democracia.

Temas que como se ha indicado, fueron suspendidos o desplazados por otras problemáticas en la hegemonía neoliberal y que retornaron en distintas gramáticas y lenguajes teóricos en las discusiones sostenidas a partir de la instalación de modos democráticos de estatalidad –posdictaduras-. Temáticas que sin embargo, no se produjeron desde el pensamiento crítico, sino que se afianzaron en el campo de la política en debates liberales sobre la gobernanza, democratización, eficiencia y gestión entre otros, obliterando algunas discusiones como la cuestión de la hegemonía, el populismo, el Estado y la democracia.

Es acompañando esta discusión que se puede pensar en el campo teórico sobre algunas cuestiones sostenidas por el autor, -como se ha indicado en distintos trabajos sobre su aporte al campo de la política- discusiones que se revitalizan en la actualidad con fuerza, a partir de las movilizaciones populares desde los 90, y de las nuevas configuraciones políticas y estatales en algunos contextos en la región.

2. Por otra parte, de acuerdo a lo planteado por Zavaleta, el trabajo teórico-político, implica también problematizar el método en la tradición del pensamiento crítico; propuesta que se traduce en una labor analítica a partir de la interrogación por cómo se abordan algunas problematizaciones que son fruto de esta reflexión. Método, que requiere ser interrogado y en la actualidad, se explicita que se traduce a partir de la implicación con los desbordes de los conceptos[17]. Es decir, se propone que la apuesta es tanto realizar un tratamiento desde adentro[18] de un campo de análisis, como también apostar a una lectura que se produzca en el (des)encuentro con otros lenguajes políticos, y que se presentan en este caso como mediaciones para pensar tanto las discusiones teóricas que habilitan el debate dentro del marxismo, así como los efectos políticos y teóricos de estas elaboraciones en los debates actuales.

Sin embargo, esa apuesta de ir más allá en la actualidad, trae de vuelta interés por sus preguntas, su contexto político y la urgencia en sus escritos. Así, acá se entiende que las lecturas de Zavaleta se encontraban en una trama sostenida por su historicidad o la contingencia política en la que se producía. El abordaje crítico que se podría dar, difícilmente se podrá deslindar de esa condición. Sin embargo, se considera que esas tramas se encuentran implicadas en los modos como Zavaleta se aproxima a la teoría, cómo disputa con ella y a través de ella constituye la politicidad o un modo singular de inscripción política.

Esta militancia en Zavaleta, permite sostener la interrogación, para dar cuenta de aquella complejidad de las condiciones requeridas para pensar un posible modo de política emancipatoria, y que a la luz de los actuales lenguajes políticos permite sumar a un trabajo con nuevas y subsiguientes aproximaciones y contribuciones sobre el campo de lo política en América Latina.

 

Notas a modo de cierre

Las lecturas que realiza Zavaleta: la reconstrucción histórica y la interrogación ontológica del fascismo, la conceptualización de la democracia y la militancia teórica para la producción de nuevos conceptos situados en las realidades locales entre otras, se enmarcan en este campo que se ha delineado en relación con el problema de la política autoritaria.

Pensar el debate de la política autoritaria y la democracia circunscrito al campo de las izquierdas arroja a indagar tanto por la no obvia pero recurrente pregunta del campo de la teoría política ¿qué se nombra como emancipación y transformación con el Estado?, en suma ¿cómo se piensa esta posibilidad? Lo que en consecuencia sitúa interrogar qué modos de constitución exceden esta posición del debate. Camino que llevaría, también a indagar si este es un debate que se resuelve en el campo intelectual y en el campo de las izquierdas, y si es así de qué modos se está constituyendo.

Apuesta política que en Zavaleta, como se señala buscaba dar cuenta y denunciar las problemáticas de la región. En estas tramas, se han indagado por otros autores las condiciones de posibilidad que proponía el autor, en sus preguntas sobre la política autoritaria y la democracia como autodeterminación de las masas. Es por ello, que se presenta no desde su significado, o sus acepciones sino desde la pregunta por las condiciones de posibilidad que habilitaba la politicidad de sus intervenciones.

La apuesta de la politicidad en Zavaleta, condición para avanzar en el campo teórico, se constituye en una cuestión central para la disputa de la política autoritaria. Así también esta condición de posibilidad abre e introduce ciertas discusiones que se presentaban clausuradas para articularse en el interior de la tradición del marxismo. De allí, que un punto crucial para revisitar el trabajo zavaletiano, se considera es recuperar tanto el modo en como el autor asume una labor militante con la teoría, la historia y el conocimiento local, como también, problematizar algunos de los debates que se afianzan en los últimos años sobre la cuestión de la diversidad cultural, la plurinacionalidad y el Estado. En esa conjunción, se piensa que se puede explorar e interrogar algunas de las condiciones para la constitución de la política contemporánea y con ello acompañar aquellas discusiones que en la actualidad apuntan a sostener el discurso de la emancipación y de la igualdad.

Acá se partió del presupuesto de la contemporaneidad de Zavaleta a partir del modo de leer sus producciones y su legado; contemporáneas también, sus preguntas por el Estado y los procesos de democratización en América Latina. Como interrogantes políticos es de interés indagar a futuro que puentes se han establecido ente los debates actuales y las discusiones desarrolladas desde Zavaleta, es especial, frente a un problema que para la izquierda es central ¿cómo se afianza la constitución de una política hegemónica sosteniendo la apuesta emancipatoria?

Para finalizar, se presenta la consideración, de acuerdo con Zavaleta, de la urgente revisión de lo que se denomina como los modos autoritarios de la estatalidad o la política autoritaria. Dado que como se ha señalado, se debe estar vigilantes antes estas condiciones que obturan la posibilidad de constituir una política emancipatoria y democrática.

Lecturas que constituyen el modo de avance para la comprensión de las condiciones materiales. En otras palabras, se requiere continuar en el trabajo conceptual al interior de la teoría política en Latinoamérica, del cual hace parte Zavaleta, y otros legados que se han preocupado en abordar la discusión sobre los modos de la estatalidad y de la constitución de lo democrático; lenguajes a la luz de los acontecimientos y los procesos políticos situados, en los cuales se anudaban las tramas políticas, en su carácter aporético y paradójico.

Acá se coincide con Zavaleta que los modos de estatalidad y la democracia no son campos que se puedan escindir. Dado que ni la democracia, ni el Estado se constituyen en una relación de exterioridad de los sujetos, por ello, una disputa teórica central en la actualidad para una apuesta política emancipatoria es sostener qué modos de constitución de lo estatal y de lo democrático en la contemporaneidad sostienen la dimensión de la igualdad, así como también cómo se constituye en este entramado el sujeto político, atendiendo en particular a las modalidades autoritarias del Estado.


 

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Sobre la autora

Katherine Salamanca Agudelo

katherinesalamanca7@gmail.com

Doctoranda en Ciencia Política (UNC). Becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Máster (c) en Política y Gestión del Desarrollo (UNC). Becaria latinoamericana  “Roberto Carri” 2009-2010. Psicóloga (Universidad del Valle, Colombia). Docente de la Universidad Nacional de Villa María. Miembro de los programas de investigación Estudios en teoría política (CIECS-CONICET) y Multiculturalismo, migraciones y desigualdad en América Latina (CEA y CIECS-CONICET).  

 


 

 

 



[1] Algunas de las ideas escritas en este trabajo fueron disertadas en el panel “Debatir el Estado desde el marxismo crítico latinoamericano: reflexiones en torno a la obra de Agustín Cueva y René Zavaleta” en el marco del III Congreso Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales, Agosto de 2015, FLACSO Quito Ecuador; y en 1er Simposio de Filosofía Latinoamericana Contemporánea y VII Jornadas Intercátedras de Pensamiento Latinoamericano, septiembre de 2015. UNC. Córdoba, Argentina

[2] En múltiples abordajes sobre Zavaleta se ha presentado distintas lecturas, de tipo histórico, políticas epistémicas o sociológicas en las que se posibilita ver al autor desde múltiples perspectivas. Luis Tapia (2002) refiere en “La producción del conocimiento local. Historia y política en la obra de René Zavaleta”, cómo en su obra se articulan elementos de la teoría del capitalismo de Marx y otros de la teoría de la hegemonía de Gramsci, que no se encontraban en relación en la historia del marxismo.

[3] Así como en otros Estados del cono sur como fueron los casos de Chile y Argentina durante los años ´60, ´70 y principios de los ´80. Estados en los que se instauraron regímenes de terror que suscitaron la persecución política ideológica, en especial de los militantes e intelectuales de izquierda, y en efecto, el incremento del fenómeno del exilio y refugio político desde el sur.

[4] Consecuente con su elaboración analítica situada, el autor, abordó la problemática de la política y la historia de un modo singular, y al interrogar sobre la diversidad socioeconómica y política (o sobre, la heterogeneidad estructural y los desplazamientos para comprender las relaciones entre la superestructura y la estructura), elaboró y operó con distintas nociones (como las de forma primordial, momento constitutivo, Estado aparente, formación social abigarrada, crisis, entre otras. Luis Tapia (2002, 2009) refiere como en el campo de las ciencias sociales de América Latina, Zavaleta fue uno de los pioneros en pensar el tema de la diversidad social, en especial desde la teoría política, la sociología y la historia, en un tiempo eran hegemónicos los discursos coloniales de la modernidad para reflexionar sobre lo social y lo político. Zavaleta, en este sentido abordó estas cuestiones de un modo bastante singular entre los ’60 y ’70 y como lo indica Tapia, a partir del estudio de la heterogeneidad socioeconómica y política, propuso nociones como la de formación social abigarrada en la que se problematizaba la sobreposición desarticulada de una diversidad de modos de producción y Estado aparente, como la imposibilidad de generar una unidad ante esta condición.

[5] Para ampliar sobre estas cuestiones, véase en especial los trabajos de Diego M. Guiller (2015) Luis Tapia (2002, 2009), Luis H. Antezana (1991), Mauricio Gil (1994, 2006).

[6] Véase el trabajo de Ernesto Laclau (2015) [1977] “Política e ideología en la teoría marxista. Capitalismo, fascismo, populismo” en el que el autor realiza un análisis crítico sobre el modo cómo Poutlanzas desarrolla la comprensión del fascismo. Desarrollando el argumento que para el autor francés la dificultad del análisis del problema del fascismo en una lectura política se limitaba por su conceptualización de la ideología.

[7] Los escritos en el exilio, fueron el ejemplo de aquel legado gramsciano cuyo propósito es incidir en la cultura popular, por lo que además de su escritura en la academia, la prensa militante constituyó uno de los medios centrales para esta labor teórica. En especial desde el golpe de Barrientos en Bolivia en aquel noviembre del 64, que lo llevó a afianzar su trabajo como periodista en el exterior contribuyendo en revistas como La Mañana, y Marcha en Uruguay, así también, en periódicos como, El día, y El Excélsior -1975-1976- y en Cuadernos de Marcha -1984- en México, espacios en los que se consolidó como un escritor y teórico político central para pensar la singularidad de la región y lo local.

[8] Problema que inscribe el autor después de imponerse los regímenes dictatoriales tanto en Bolivia como en otros países del Cono Sur, en los que se establecieron condiciones de terror y persecución política a partir de las cuales militantes e intelectuales de izquierda nacionales de estos países se refugiaron en México, principalmente. Véase los trabajos de Yankelevich, P., & Tarres, M. L. (1998). En México, entre exilios: una experiencia de sudamericanos. Plaza y Valdes.; Meyer, E., & Salgado, E. (2002). Un refugio en la memoria: la experiencia de los exilios latinoamericanos en México. UNAM; Casco, J. M. (2008). El exilio intelectual en México. Notas sobre la experiencia argentina 1974-1983. Apuntes de investigación del CECYP, (13), 149-164.

[9] Véase para ampliar esta cuestión el análisis realizado por Laclau (2015 [1977]) en su texto “Fascismo e Ideología” del libro: Política e ideología en la teoría marxista. Capitalismo, fascismo, populismo.

[10] En este texto no se realizará un análisis teórico de estos epígrafes en Zavaleta. La consideración en la que articula la posibilidad del Estado capitalista y la democracia burguesa, la realiza analizando principalmente los casos en Bolivia, Chile y Argentina, los cuales llevaron, en consecuencia, a que Zavaleta se detuviera sobre las condiciones de emergencia y momentos de constitución del fascismo. Adicional a esta inquietud del pensador boliviano, se destaca su cuestionamiento por el modo de militancia, en relación a las formas de la estatalidad y los modos de democratización (Zavaleta, 1986; Tapia, 2013) como un interés fuerte que moviliza el conjunto de sus análisis.

[11] A partir de abordajes contemporáneos posmarxistas y de autores de la perspectiva de la teoría política posfundacional (Marchart, 2010), como ha sido la actual discusión que revitalizó Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1987, 2006) sobre el populismo y la constitución de la política hegemónica.

[12] En el que Zavaleta realiza un análisis de lo que llama como “el ocaso de las dictaduras, su momento de disolución (lo cual comprende también el fascismo) y la situación político social de la asunción a la presidencia de Hernán Siles Zuazo, en octubre de 1982.

[13] Los Cuadernos de Marcha fue una publicación que resurge en México entre los años (1979-1984) por su director en el exilio, el ensayista, abogado, periodista uruguayo Carlos Quijano, fundador del semanario Marcha (1939), periódico de izquierda que fue clausurado por parte de la dictadura cívico-militar en Uruguay el 22 de noviembre de 1974.

[14] Véase Zavaleta (2009 [1981]) “Cuatro conceptos de la democracia”, en La autodeterminación de las masas. Antología de René Zavaleta. Por Luis Tapia. Bogotá: CLACSO / Siglo del Hombre editores, pp. 121-143. La primera versión en la revista Bases No 1, de México en 1981. Y en la revista Dialéctica, Nº 12, en 1982.

 

[15] Zavaleta cita el trabajo de Marx, Prólogo a la “Contribución a la crítica de la economía política”, en C. Marx & F. Engels, Obras escogidas, en tres tomos, Moscú, Progreso, 1974. Otro ejemplo, es el comentado texto de Marx (1844) Sobre la Cuestión Judía.

[16] Véase el manuscrito de Zavaleta, “La caída del MNR y la conjuración de noviembre: historia del golpe militar de noviembre de 1964 en Bolivia” publicado como 1995 La caída del MNR y la conjuración de noviembre, Cochabamba, Los Amigos del Libro.

[17] Trabajo que se ha llevado adelante por autores como Roque Farrán y Emmanuel Biset (2011) Ontologías políticas. Buenos aires. Ed. Imago Mundi.

[18] Sistemática y amplia labor que realizó Luis Tapia (2002), a partir del tratamiento desde la retórica y desde la historia intelectual, en su tesis doctoral sobre el conocimiento local en la obra de Zavaleta Mercado.